viernes, 29 de abril de 2011

Un cigarrilo por cada beso que no te doy.

No lo entiendo, no te entiendo. Cuando estabas conmigo no me dejabas fumar ni un cigarrillo. Ahora fumas, siempre que nos cruzamos te enciendes un cigarrillo, si te veo en nuestro bar estás fumando y para que mentirte, te he visto muchas tardes bajo aquel árbol de la entrada donde charlábamos horas y horas y siempre estás fumando, uno tras otro.
·¿Quieres saber la verdad?  Me enciendo un cigarrillo por cada beso que no te doy.
-Me he propuesto una cosa.  Dijo el poniendo esa cara de niño malo, que conseguía derretirla con solo mirarla.
·¿Cual?
-Voy a conseguir que dejes de fumar...
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario